Cita
LLovía, las gotas pesadas caían sin ganas.
Caminé despacio. LLegué al café y la puerta se abrió,
en el suelo una rayuela en tiza azulada ,
en las paredes fantasmas,
en una mesa un hombre alto,
muy alto me miró,
me senté
y ya no estaba.
Silvia Pirillo
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