VOLANDO

El avión carreteó y, finalmente, levantó vuelo. Pero sus alas no eran metálicas, eran alas vivas, como de pájaro, tal vez de águila, o como de ángel capaz de elevarse hasta el infinito. Hasta que fue evidente que no era un avión, sino un ser humano. No como Superman, que tiene superpoderes; no como Batman, un hombre sin superpoderes y capaz de volar con un equipo hecho por él. No, era un hombre común que volaba con lo que brotaba de su interior. Y pudo elevarse por encima de las casas, los edificios, los campos, las montañas,... más y más, buscando el infinito. Y buscando el infinito se encontró con el Sol del mediodía, en el cenit. Y con el Sol del mediodía, con su luz, pudo llegar a todos los rincones de la tierra, porque, sin dejar de ser él mismo, su cuerpo se había transformado en luz.


Silvio Puppi

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